Finlandia,
la tierra de los sami, es hoy un país moderno, con un alto nivel
tecnológico, que aparece continuadamente en los medios de comunicación
como uno de los países más competitivos del mundo. Durante
nuestra visita, pudimos conocer un país que piensa y actúa
hacia sus ciudadanos, un país modesto, amable, plácido.
Con placidez en el paisaje, en el trato, en la manera de concebir los
centros para los niños y niñas, tanto en su estructura
y organización, como en su arquitectura y su pedagogía.
Como en
los otros países escandinavos, los centros para los niños
y niñas de 0 a 7 años finlandeses son competencia de los
ayuntamientos, siempre acompañados de los presupuestos correspondientes,
presupuestos que conoce todo el mundo.
Tanto en
Tampere como Helsinki, los centros que visitamos tenían unos
parámetros comunes que nos permitían identificar la armonía
y la coherencia de aquella realidad:
Las edades
que acogían: Los niños y niñas más pequeños
tenían entre 8 y 10 meses y los más grandes 7 años,
edad en la cual se inicia la escuela obligatoria.
La organización
de los grupos: Eran heterogéneos. Los de los pequeños
eran de 12 niños y niñas entre 8 meses y 3 años;
los de los mayores, de 21 niños y niñas entre 3 y 7 años,
y cada grupo tenía 3 educadores.
El número
de niños y niñas por educador: Cada educador tiene 4 del
grupo de los pequeños y 7 del de los mayores.
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