Del
tópico al conocimiento
El
verde y el gris pintan la primera imagen del paisaje
urbano de Cracovia. La lluvia persistente y amable
ayuda a configurar los tonos de una vegetación
que, a mediados de mayo se mostraba tierna, exhuberante
y matizada. El gris se transformaba en ocre, tierra,
o incluso cobrizo, cuando te adentrabas en el corazón
de la bella ciudad, dónde la vieja muralla, ahora
derruida, es un gran parque que rodea la vieja ciudad.
Una ciudad en la que la gran plaza del siglo XIV,
con su espléndido mercado y la majestuosa iglesia
nos ayudaron a comprender el pasado y nos hizo evidente
el dinamismo y la vitalidad que caracterizan la ciudad
de Cracovia hoy.
Su
gente, con muchos jóvenes llenando las calles
de risas y dinamismo, nos mostraban un pueblo ahora
pendiente de Europa como una bote salvavidas para
su futuro de libertad y prosperidad. Una imagen y
un sentimiento que nos recordaba a nosotros mismos
no hace demasiado tiempo.
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