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Beber en vasos de cristal
Hace sólo unos meses tenía vasos de plástico de colores. Cuando un niño tenía sed me pedía agua, y yo siempre se la ofrecía a la hora de la merienda, todos a la vez. Yo cogía los vasos, yo los llenaba de agua, y la única función de los niños era coger el vaso y beber. No quiero ni pensar en aquellos niños tan tímidos que esperaban, muertos de sed, a que llegara la hora de la merienda para poder beber agua, puesto que no sabían o no osaban pedírmela.
Después empecé a visitar El Safareig, más tarde conocí a otros maestros que también se formulaban cambios, interrogantes, y el debate nos ayudaba a ir abriendo nuevas posibilidades, y entre todos y todas me abristeis los ojos de un mundo educativo que yo intuía, pero que no acababa de descubrir.
Los niños también me han dado muchas pistas. Se dedicaban a jugar con los vasos de colores y yo decía “no, así no, los vasos no son para hacer torres”. Pero yo si que entraba con la gran torre de vasos, para evitar hacer demasiados viajes de la cocina a el aula. Fui yo que, sin querer, los enseñé a hacer torres con los vasos... Les di el modelo...
El gran día, el día definitivo, fue cuando Oriol me pidió “agua azul”. ¿Agua azul? Por suerte ya me habíais enseñado a escuchar, a observar, a estar atenta... Oriol siempre bebía con el vaso azul, y para él el agua de la escuela era de aquel color.
Me puse las pilas. Primero llegaron a la escuela los vasos de cristal. Yo los seguía llenando cuando ellos me lo pedían o en las comidas. Después se incorporó la jarra de cristal. La primera pesaba un poco, pero poco después encontramos las jarras “perfectas”. De esta manera apareció el “espacio para beber agua”. Está presente en el aula desde el momento de la entrada. Y en estas imágenes podréis ver lo que pasa durante sólo 10 minutos en este espacio. Todavía me queda mucho por cambiar, pero estoy muy orgullosa de este pequeño cambio que ya hemos hecho.
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