Unos días antes de la exposición, la abuela Montserrat estuvo con los niños creando juguetes a partir de frutas y otros materiales.
improvisó un taller en un espacio del patio-jardín de la Llar. Los niños que querían se acercaban. Uno no se movió nunca de su lado.
Se encontró con los calabacines que habían ido a cosechar. Mandarinas, zanahorias y moniatos. Ella sabía muy bien qué herramientas harían falta y trajo las alforjas hechas así como mondadientes, palos de helados y otras cosas.
Niños y abuela iban construyendo, investigando, creando. Hicieron cucharas, platos y cazuelas con las pieles de mandarinas. Las llenaban y las vaciaban de judías.
Todo en torno a una buena interrelación con largas conversaciones y canciones.
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