Más sobre las batas
 

Artículo de Carme Cols, en la revista "Infancia", número 150. Mayo-junio 2006. A.M.Rosa Sensat. Barcelona. Es una actualización de otro con el título "La bata", en el número 39. Noviembre-diciembre de 1987 en la misma revista.

Escribí sobre las batas hace muchos años, a finales de 1987. Releyendo el artículo revivo los momentos y los procesos que me motivaron a escribir sobre el tema. Hace dieciocho años, y mucho antes, había vivido intensamente con las compañeras el debate “batas si batas no”. Dilema que nos permitió observar, discutir, dialogar haciendo una pequeña búsqueda de lo que veíamos y lo que nos pedían los niños y niñas. Una búsqueda que sin duda hemos coincidido muchos maestros que nos ha conducido a cambios de fondo que han ido más allá de poner o sacar batas.

Muchos estamos de acuerdo en que la utilidad de las batas actualmente no es la misma que cuando no había lavadoras y el mercado no nos ofrecía prendas de ropa cómodas, adecuadas para los niños. La bata se llevaba a casa y a la escuela. Protegía la ropa que no se lavaba como hacemos ahora. Vestidos, uniformes, y batas pasaban de generación en generación. La bata no limitaba los movimientos porque estábamos muchas horas sentados ante una mesa... Las manchas en una bata eran comunes porque se lavaba una vez por semana y la autoestima de la propia imagen no contaba en el proyecto educativo.

Los tiempos han cambiado y sin ninguna duda, en las casas, de batas hay pocas.Un chándal, una camisa vieja, un delantal, son útiles en muchos de los momentos de la vida cotidiana. Cuando entras a cocinar, un delantal te ayuda a trabajar y manipular los alimentos con mucha más libertad; el aceite te puede salpicar.... Si pintas paredes te sacas toda la ropa que se pueda echar a perder, y te pones una ropa que casi ya no sirve. Si vas a pintar afuera, al aire libre con un caballete y con otros compañeros no te vestirás como cuando pintas paredes. El acto social es importante y la autoestima, sentirte bien, también. Delante de diferentes situaciones decides cómo debes ir vestido, que te hará sentir más cómodo, que te pide cada situación.

¿Qué pasa en la escuela con los niños más pequeños? Por qué traen todavía una gran mayoría bata a la escuela? Qué hacemos en la escuela que ensucie tanto?

¿Es necesaria la bata para gatear, escuchar y cantar canciones, cuentos, poesías, títeres, celebraciones, recortar, dibujar, jugar a transformar espacios, vender, disfrazarse, salir a pasear, salir al jardín?.... ¿Qué ensucia el trabajo en el ordenador, o la lectura en la biblioteca?

Poco a poco hemos observado un cambio en el primer ciclo educativo. Cada día va creciendo el número de escuelas en la que ya no se lleva siempre la bata; la paradoja es que las maestras, algunas, sí... ¿Qué pasa en el segundo ciclo, a los grupos d’niños de tres, cuatro, cinco años... (no utilizamos la nomenclatura p3, p4, p5. Son grupos de niños de tres años, cuatro y cinco. Otro día escribiremos sobre como utilizamos las palabras y qué sentido tienen) Por qué mayoritariamente la llevan? ¿Son los padres o los maestros que imponen la bata? ¿Se puede hablar en los claustros de este tema? Estos y otros interrogantes nos hacen volver a escribir más sobre las batas.

La bata generadora d’uniformidad

 “La bata ha sido el símbolo y representante de la función de la escuela durante muchos años. Una escuela uniforme, dónde no cabe la diversidad. Una escuela que tapa, que no educa para la propia responsabilidad. Una escuela dónde el papel de los niños es la pasividad”. Ha llovido mucho y estas palabras pueden sonar algo fuertes pero todavía hoy en los medios de comunicación la imagen de los niños en bata, y lo que hacen, nos hacen pensar y nos transportan a una escuela que no ha cambiado tanto. Una imagen del pasado.

Núria Badell, maestra que vive y trabaja en Holanda, en el foro del Safareig nos comunicaba su impresión y reflexión sobre el tema:

“Hace un par de años vine a Barcelona con un grupo de compañeros holandeses todos ellos relacionados con la pedagogía.
Visitamos varías escuelas.
Y todos me preguntaban lo mismo, porque llevan batas los niños y las maestras en las escuelas? En un momento concreto, es razonable que traigan la bata, pero el resto del día no.
Según la opinión de mis compañeros, y mia también, las batas dan un aire negativo de disciplina al ambiente. La libertad de movimientos queda reducida, y la identidad de cada cual escondida. Cada día los mismos colores y formas, cuando precisamente lo que quemos es fomentar y potenciar la identidad de la persona.
¿Nos estamos contradiciendo? ¿Qué queremos? ¿Hacia dónde vamos?”

Montse Sanjuan, intervención en el foro del Safareig:

 “Nosotros hace años que no llevamos batas, ni los niños ni las maestras. La habían llevado, pero el paso de los años nos hace ver las cosas de diferente manera, y ahora lo tenemos muy claro, cada cual es cómo es, y la bata quiere hacernos perder nuestra identidad, hacernos iguales, una más entre tantos otras.
No tenemos ningún problema con los padres y madres. Lo explicamos y todos parecen entenderlo. Tenemos delantales de plástico para cuando hacemos actividades que ensucian más (barro, pintura,...)”

Susana, intervención del Foro del Safareig:

“En nuestra escuela sólo utilizamos las batas en los momentos de la comida. El resto del tiempo los niños van sin ella.
 Nosotros pensamos que en la escuela infantil es muy importante que los niños se sientan a gusto, que puedan moverse con total libertad en el patio, el aula, en las diferentes sesiones de psicomotricitat... y muchas veces, la bata se lo impide.
Otro factor que nos hace decantar a no llevar batas es el tema de la identidad. En niños tan pequeños, esta puede hacer que los niños tengan dificultades en identificarse entre ellos, puesto que todos se ven iguales.
El que si hacemos es explicar todo esto a los padres en la primera reunión de curso y les gusta bastante la idea. De todos modos, los niños y las niñas no se ensucian más o menos por llevar o no llevar bata, y si se ensucian, los cambiamos con la muda que tienen en la escuela.”

Cristobal Gómez Mayorga, maestro del CEIP El Romeral de Vélez-Malaga en el foro del Safareig nos da su opinión:

“Muy de acuerdo con las intervenciones anteriores. En mí clase también se la ponen para pintar si lo ven conveniente. Además, no tenemos batas para todos y la comparten.
Muy lógica la razón del movimiento que la bata limita. Pero sobretodo muy acertada la necesidad de la identidad que en estas edades comienza a desarrollarse. Alguien comienza a ser gracias a la mirada, de un otro diferente.
Se me ocurre no obstante, alguna reflexión sobre aquellas personas que con razones de higiene o igualdad obligan a quitar batas. ¿No es acaso la bata una barrera en la relación personal?. ¿No se una negación de la individualidad vestirlos a todos de alumnos (estereotipo con batas) en vez de aceptarlos como personitas individualizadas?. ¿No estamos, quizás, con las batas, evitando ser personas sensibles en la dura tarea de educar convirtiendonos en meros técnicos que ni sufren ni padecen?. ¿No pretendemos aumentar nuestro estatus cono el uniforme de maestras frente al uniforme de niños?
Creo que la bata es un símbolo de limpieza, y pulcritud muy contrarío a la necesidad de mancharse de esta etapa. Y es un símbolo de sometimiento, de uniformidad, de control sobre el cuerpo, en una etapa que debemos desarrollar la identidad y la liberación y autonomía del cuerpo.
Con un poco de sentido común la bata, como en nuestra casa nos la pondríamos cuando fuera necesaria para alguna actividad concreta; y por supuesto sin ser todas iguales”.

David, intervención en el Foro del Safareig:

"Yo he estado en escuelas en qué todo el mundo llevaba la misma bata (niños y maestras), en otras en qué había batas azules y batas rosas (increíble pero cierto) y dónde algunas maestras cada año se compraban batas de diseños diferentes siendo uno de los temas recurrentes de conversación entre ellas a principio de curso.
Actualmente me encuentro en una escuela infantil en qué el debate de las batas es vivo y abierto desde que empezamos a funcionar hace tres cursos. En un principio nosotros, de la mano de Rosa Vidiella, estuvimos de acuerdo en qué no queríamos batas, pero en la hora de la verdad, la gran mayoría decidió que quizás bata sí, pero no de forma obligatoria, es decir las familias podrían traer bata para ponerle a los niños, y nosotros se las haríamos llevar la mayor parte del día. Seguidamente se decidió dejar la bata sólo para los momentos de las comidas y otras en qué se hicieran actividades dónde los niños se pudieran ensuciar más. Actualmente, nos encontramos en un punto de inflexión, pues se está planteando sacar la bata también en los momentos de las comidas (¿es que no traen baberos los niños?, quizás simplemente revisando y dando importancia al tipo de babero que se use ya puede “suplir” la función de la bata).
Otra cosa bien diferente es el caso de las batas de las educadoras y de las maestras. El primer día que entré en una escuela, en un grupo de 5 años, yo no tenía ninguna bata, y mi hermano enfermero me dejó una bata blanca. Bien, ya me servía por no “ensuciarme”. La bata me duró aproximadamente una media hora. Cuando entraron los niños a la clase, algunos niños empezaron a preguntarme si era médico. ¿Es que no nos damos cuenta de la importancia de la manera de vestir, como un elemento que dice muchas cosas de como somos, de qué nos gusta? ¡A partir de aquel día decidí que no me volvería a poner bata nunca jamás! Aun cuando alguna vez puntual, en situaciones de pintura, la usaba. En la escuela infantil dónde trabajo, el primer año se compraron uniformes (chaqueta y pantalón, ¡menos las personas que teníamos cargos directivos que nos hicimos una bata, a conjunto, esto sí!) para todo el equipo. La verdad es que estábamos de foto: pantalones amarillos y chaqueta de cuadros amarillos.... La verdad es que cada vez que puedo, intento que la gente no la use, pero la decisión del uso de la bata es personal. Y aquí sirven todas las opiniones: algunas personas dicen que es cómoda y muy práctica por los bolsillos, otras pensamos que la bata refuerza todavía más la idea que la escuela infantil es más asistencial que no educativa, y que aun cuando nos podamos ensuciar nuestra ropa, la imagen que damos a los niños y a las familias es real..., soy yo..., y me gusta vestir así!!!!!!!!!!
Seguramente nos encontramos ante uno de los elementos con más tradición dentro de la escuela de los niños entre los 0 y los 6 años, aun cuando en determinados centros ello se alarga hasta los 7 u 8 años.
Así entonces, si se entiende como una tradición, nos podemos encontrar un conjunto de equipos de maestros que continúen esta tradición sin preguntarse el motivo, el porqué del uso de la bata, y evidentemente, no se plantearán los aspectos positivos y negativos del uso de las batas.
Es uno de los elementos que, a la hora de conocer una escuela y su proyecto educativo, nos puede servir de identificador de un cierto nivel de reflexión y de "modernidad" en el equipo de maestros.
Como muy bien habéis comentado algunos/as, la bata es un elemento unificador, cuando uno de nuestros objetivos debe ser precisamente lo contrario, es decir, entender y atender a la diversidad a través del reconocimiento de cada una de las identidades de los niños del grupo. De esta manera, la "bata" podría ser la "hermana pobre del uniforme".
Bien, suerte que las generaciones que van saliendo de la Universidad y de otros centros de formación, ya empiezan a reflexionar sobre estos y otros aspectos, que antes no tenían ninguna importancia, y que en cambio, son parte del currículum oculto de nuestras escuelas.
"

Observamos qué pasa con la bata según la edad y en diferentes situaciones.

La bata limita movimientos. Niños que todavía no andan; ¿cuando gatean que pasa? ¿Cuando se agachan y se levantan, qué pasa? Cuando vamos a cambiarlos y llevan peto, ¡ay! Qué pasa cuando aprenden a hacer pipí o caca en el wàter, qué es lo que primero se moja? ¿Qué llevan bajo la bata que casi no se pueden mover? Los niños van creciendo y podemos observar sus movimientos acompañados de limitaciones por la bata. En el patio también juegan a juego simbólico y gatean simulando que son gatos, leones y..., ¿no pasa lo mismo qué cuando gateaban? Cuando suben al tobogán y llevan botones ¿qué pasa?

Cuando suben a la bici ¿qué pasa? ¿Se la pueden sacar cuando juegan a ser personajes, cuando descubren su sombra, cuando tienen calor...?

Las medidas y los modelos de las batas. Las familias que han comprado las batas, cuando tienen un año, ¿de qué medida y cuántas deben comprar? ¿muy grandes, muy pequeñas? Lo mismo pasa cuando toca comprarlas a los tres años. ¿Cuanto tiempo deberá llevar las mismas batas? ¿Si no hay uniformes, qué batas llegan a la escuela? ¿Qué representan los diferentes modelos? ¿Qué representa un modelo único?

Protección de la ropa. Cuando los niños están sentados manipulando la tierra, ¿qué parte deberán tapar? ¿Cuántos niños usan la manga de la bata para limpiarse el moco? ¿Cuando se cambia la bata? ¿Cuántos niños van a comer y a descansar, llevando una bata que se ha arrastrado por tierra durante una semana? ¿Cuántos días están colgadas en el perchero? ¿Qué olores desprenden?

¿Vale aquel anuncio de la TV que dice que el niño puede hacer todo lo que quiere, que se debe ensuciar y no pasa nada porque hay un producto que lo soluciona todo?

Si lo puede hacer todo porque lleva bata, ¿como se educará? ¿Como estimará sus cosas, su imagen? ¿Como aprenderá a cambiarse si se ha ensuciado? Grandes y pequeños ante diferentes situaciones nos debemos preguntar; ¿cómo debemos ir vestidos, qué podemos hacer para preservar las cosas que apreciamos? Y si nos hemos ensuciado, disfrutar del juego que hemos hecho y disfrutar pudiéndonos cambiar de ropa. La educación en este sentido se da cuando hay valores respetuosos, reflexivos, que te hacen pensar, puedes hablar, puedes decidir.

Podemos jugar con barro en el jardín y disfrutar el máximo si hemos previsto pequeñas soluciones. El hábito de pensar, prever, de decidir, se crea porque hay ocasiones para hacerlo. Un hábito que se ha interiorizado y que da libertad.

Valores que se respiran, se viven en casa y en la escuela porque hemos tomado conciencia de ello.

No se educa llevando bata siempre, sin ninguna reflexión. Sacar la bata y no hacer nada puede ser problemático. Es necesario un cambio que no pasa por el solo hecho de sacar la bata sino de vivir la escuela como una pequeña comunidad educadora en la que el niño es el protagonista de sus propios aprendizajes.

Quizás muy pronto podremos ver que al inicio del curso, en la semana del maestro y en otros programas de la TV, los ojos de los cámaras capten imágenes que reflejen una realidad que no está tan lejos.

Pensemos y provoquemos, intencionadamente, otra imagen de escuela, de niño y de maestro.