EL AMBIENTE

Texto de Carme Cols en el libro: Hacer plástica, un proceso de diálogos y situaciones (1999) Colección temas de Infancia, número 4. A.M.Rosa Sensat. Barcelona

Cuando hablamos de ambiente, nos referimos aquí al ambiente físico, material, pero también a uno de menos tangible, a la atmósfera, al clima, a la manera de moverse, de convivir, de relacionarse, de hacer, en la medida que ambos nos dan una idea más precisa del ambiente favorable a la creación, al arte, a la plástica.

Hemos pasado muchos años pensando que para poder educar plásticamente, estéticamente o artísticamente los niños de 0-3 años lo que hacía falta era simplificar la realidad, empezar por el comienzo; por ejemplo, que una cuestión como el conocimiento de los colores necesariamente pasaba por enseñar primero los colores primarios. En torno de esta creencia se organizaban unos montajes agotadores para " conocer" el amarillo, después el rojo... Queríamos salir de la costumbre de las fichas absurdas, de seguir una línea o rellenar una superficie en un intento por sistematitzar un concepto y volvíamos en el fondo a la misma metodología la práctica educativa errónea.

También hemos pasado muchos años generando una estética institucional, en algún caso sin reflexión, como por ejemplo el hecho que todos los niños tengan que traer bata por el hecho de ir a la escuela, o bien propuestas pensadas para solucionar cuestiones de orden práctico, como diseñar unas estanterías y colgadores ideados especialmente para poner las cosas personales de los niños, espacios que configuren y determinen una imagen visual por sus dibujitos más o menos simples y graciosos hechos por los adultos... Reduccionisme, empobrecimiento, institucionalización, infantilismo son conceptos que nos gustaría pensar que ya estan lejos de la práctica educativa con los más pequeños o que es necesario abandonar.

Los años de trabajo con ellos mirando atentamente lo que hacen y escuchando sus demandas nos han permitido aprender, y mucho, sobre su potencial, sus preguntas. Sus demandas nos motivan, nos obligan a una búsqueda constante, sobre biología, sobre física, sobre lógica y también sobre arte, sus posibles caminos y maneras de trabajarlo.

Una actitud abierta nos ha enseñado a mirar y ver. Una situación, la que podemos vivir hoy con la educación de los más pequeños, nos hace tomar conciencia de que somos limitados, que no lo sabemos todo y, por lo tanto, nos obliga a tener más amplitud en nuestro pensamiento y acción. La conciencia de nuestros límites nos hace tener una apertura hacia nuestros aliados, como colaboradores, en unos casos serán los padres o abuelos de los niños, en otros el debate entre el equipo u otros profesionales, o bien nos hará falta consultar y escuchar el consejo de un experto para afirmar o modificar un concepto, por hacer un replanteo metodológico...

Ahora podemos hablar de la plástica en la escuela desde otra perspectiva, la de el ambiente, de todas aquellas cuestiones físicas que contribuyen a informar, a transmitir cultura y, a la vez, que facilitan la generación de cultura, y en el supuesto que nos ocupa, cultura artística, estética y plástica.

Para hacerlo proponemos un primer ejercicio. Mirad, contemplad, haced de espectadores del ambiente de vuestra escuela. ¿Hay cosas que os llevaríais a casa? Hacemos este recorrido mirando los muebles, las estanterías, las paredes... ¿Motivan a pararse a mirar? ¿Nos acoge un sofá para intercambiar, o para relacionarnos? ¿Qué Iluminación hay? ¿Encontramos alguna cómoda? ¿Alguna obra de arte? ¿Jarrones?

Todos sabemos que la organización y la distribución del espacio condicionan el funcionamiento de la escuela. Facilita o dificulta las interrelaciones entre los grupos, las personas, la manera de moverse, la conexión entre el dentro y lo de fuera. La manera como un espacio está diseñado le confiere una personalidad, una estética. Un ambiente físico lo configuran las paredes, los muebles, los materiales.

Muebles, mesas, sillas, estantes y tantas otros cosas posibles: calaixeres, sofás, cojines... Con el mobiliario es posible crear varios ambientes que propongan, que sugieran, que promuevan, que acojan... Pero, ¿Qué sillas? ¿Qué mesas? ¿Para quién? ¿Para qué? Un espacio físico, su organización y distribución tienen que responder a criterios funcionales y estéticos y, a la vez, tener una personalidad propia. Los niños, los maestros, los familiares, los vecinos disfrutaremos de estos espacios y los enriqueceremos con las aportaciones de todos. No podemos crear un mundo solamente para los más pequeños...

Desde hace muchos años, sabemos también que las paredes son importantes, que dan y reciben información de la vida de la escuela. ¿Tenemos el cuidado necesario de una cuestión tan importante como esta desde el punto de vista de la plástica? ¿Qué colgamos? ¿Por qué lo colgamos? ¿Para quién lo colgamos? ¿Cuánto tiempo lo colgamos? ¿Podemos guardar las tradicionales listas de asistencia en un cajón y dedicar el espacio ha una pequeña pinacoteca? ¿Con obras de quién? De Picasso, Rembrandt, Velàzquez, Miró.... de los niños, ¿de un familiar que nos ha hecho una pintura? ¿Qué podemos hacer para encontrar las tres dimensiones de un espacio? ¿Podemos poner espejos para agrandar la estancia, para ver más allá... ?

Ahora pensemos en los materiales, los juguetes que llenan las estanterías. ¿Qué vemos? ¿Estan llenas de unos juguetes que encontramos por todas partes? ¿Son los típicos juguetes comerciales que bajo el nombre de "didácticos" presentan sus dibujos infantilitzados, estereotipados, que empobrecen la mirada, la acción, el pensamiento... Todos sabemos cuáles son los juguetes y los juegos que más gustan a los niños. Una expresión que a menudo sentimos: "Tiene de todo y no juega con nada. juega con las cosas que hay en los armarios de la cocina ... " No entraremos a fondo en el tema; solamente sugeriremos elementos que tendríamos que encontrar para enriquecer los sentidos. Paneras, cestos, cajas... llenas de frutas, piedras, de aquello que pueda caber en un cajón desordenado... Recipientes que promuevan propuestas, participación de grandes y pequeños para llenarlos. Descubrimientos... Las hojas que hemos cosechado, ¿mañana como serán? Color, textura. La calidad de los materiales dará a los niños mucha más información y más posibilidades en el tratamiento de los objetos. Un rincón de juego simbólico con tazas, platos de cerámica.

La música con un buen repertorio, con aparatos de sonido de calidad. Libros que pesan, libros que habrán de mirar en el regazo de un adulto. Cuentos para mirar o escuchar. Todo el material nos tendría que fascinar por su calidad y por su provocación. Si en un periodo de la vida observamos que los niños tienen interés al arrancar, desgarrar y desmenuzar.. es posible ofrecerles una propuesta que responda a este deseo. Un gran mural de papeles colocados de manera provocadora los invita a rehacer, pero en el proceso de su actividad el interés puede reconducirse y espontáneamente descubrir la agrupación, el orden, la clasificación.

Todo lo que hemos descrito está inmerso en un clima que favorece la libertad, la participación, la flexibilidad en las propuestas de actividades. Una organización que permite al niño y a los adultos moverse en diferentes espacios. Espacios de juego, de escuchar música, ¡de mirar libros!

Un clima que rompe barreras dónde los grupos conviven y disfrutan de la riqueza que hay dentro y fuera de la escuela. Es un clima en el cual pequeños y grandes participamos en una amplia dinámica de descubierta de la cultura, de las culturas, y generemos nuevas.

No és suficiente poner butacas, sofás, obras de arte... para enriquecer un sistema cultural.

Los elementos nos ayudan a crear una atmósfera, pero aquello menos tangible, como decíamos al comienzo, se encuentra en la manera de hacer creando un ambiente propicio y favorable para la creación, para el arte y para la plástica.

Las paredes, los muebles, los materiales nos ayudan a llevar a término ideas que, poco a poca, van cambiando un ambiente. Pequeños pasos que requieren una participación del equipo. Recuerdo las preguntas que nos hacíamos en nuestra escuela cuando pusimos por primera vez dos butacas como mobiliario en el espacio del grupo: ¿qué dirán los padres? ¿Sí nos encuentran sentadas dirán que no hacemos nada? Las butacas sirvieron para muchas otras cosas, nunca para hacerse estas preguntas. Un espacio dónde todo eran pañales, y... que parecía una buhardilla lo hemos convertido en un espacio para poner las cajas dónde guardamos los tesoros de cada niño. El simple cambio de función del viejo casillero nos permite tener un mueble estático y funcional y , a la vez, hay veces que sus colores nos recuerdan a Paul Klee. Los sofás no habían estado nunca en nuestra lista del mobiliario. Ahora empezamos a pedirlos, pero mientras tanto recogemos los viejos. Las portadas de las libretas que desde siempre presentaban un niño con pipa y una cartera ahora nos hacen mal a la vista. Teníamos muchas en el almacén; sin decir nada y a la vez diciendo mucho sobre una manera de hacer y de valorar este medio de comunicación, los padres las han transformado decorándolas ellos mismos y creando verdaderas obras de arte. Y aquel dibujito ha desaparecido.

Todo lo que hemos escrito es a la vez un sueño y una realidad. Hemos ido formando una cultura institucional que muchas veces ha sido errónea. Hay algún tipo de prácticas que conviene resituar con una reflexión en torno a su utilidad y sobre las nuevas ideas que la práctica nos sugiere. La división entre el mundo de los pequeños y el de los mayores no tendría que existir. Los potenciales que tienen los niños nos motivan, nos hacen vivir, nos hacen crecer. Ver como un niño redescubre todo lo que le rodea nos hace sentir muy responsables de las propuestas que le ofrece el ambiente. Ver como un adulto descubre al lado de un niño nos hace afirmar todo lo que hemos escrito.

Bibliografía

· COLS, Carme: "El nostre "espai" ara", Infància, núm. 36, pàg. 13~16. -: "Dues butaques i alguna cosa més", Infància, núm. 95, pàg. 14-16.
· COLS, Carme; ALEMANY, Àngels; FABREGAT, Rosmarie; MAJEM, Teresa; MARTÍN, Luisa; PERRAMÓN, Montserrat: "La llum", Infància, núm. 49, pàg. 11-14.
· MONTESSORI, Maria: La descoberta de l'infant, Vic, Eumo, 1984.
· VIGOTSKI, Lev: La imaginación y el arte en la Infancia, Madrid, Akal, 1982.