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Una
ambientación determinada puede invitar a mirar, tocar y hablar.
La conseguiremos con materiales y soportes colocados en puntos estratégicos.
Hemos buscado todos los rincones de los espacios comunes para exponer
materiales. Son sitios importantes que crean una cierta atracción
y a la vez prácticos para poder disponer de más espacio
dentro del aula. Son como una despensa bien ordenada a la que cada
maestra puede ir a buscar elementos para crear una situación
de juego y experimentación.
En
estos espacios comunes, como puede ser la entrada, los elementos
que podemos encontrar, van marcando las estaciones del año:
lo que hay en el entorno, lo que pasa fuera del hogar. Por ejemplo
en otoño podemos encontrar: cestos con hojas de colores y
texturas diferentes; calabazas de tamaños, colores, texturas
variadas; boniatos, castañas, membrillos, manzanas, etc.
Podemos hacer una parada con el personaje mágico, la Marieta
castanyera. Poco a poco los niños, los padres y nosotros
iremos llenando de elementos las cestas, las cajas, los botes...
Si tenemos muchas hojas podemos hacer muchas propuestas:
podemos jugar a voltearlas, chafarlas con los pies, trincharlas
con las manos, a prensarlas... Si son piedras, y hay una caja
llena de botellas vacías, qué harán los niños?
Quizás llenarán las botellas? Quizás harán
un tren?... la estrategia de tener una despensa viva nos ayudará
a encontrar el placer de jugar e investigar y llevar a cabo proyectos
inventados por los propios niños.
En
los espacios dónde están los grupos intentamos crear
una atmósfera acogedora. Poco a poco vamos eliminando el
material de plástico. Todo lo que hay esta pensado para poderlo
utilizar en un momento determinado o podemos preparar el espacio
para hacer una sesión con hojas u otros materiales. Propuestas
que requieren espacios amplios que nos permitan jugar y poder
centrar la atención. Propuestas muy sencillas que fácilmente
se pueden sacar y volver a recoger.
Otras
estrategias que también utilizaremos serán los estantes
en los que podremos tener elementos que a la vez nos ayudarán
a crear un ambiente acogedor y en un momento determinado, que
no está programado, serán de gran utilidad. Por ejemplo:
un jarrón de agua que siempre está disponible para cuando
llegan las flores; un bote de vidrio redondo vacío que podrá
ser la lupa de agua para crear una situación de observación;
morteros, transparentes, opacos con sus manos, apunto para triturar,
extraer un pigmento; botes transparentes llenos de pechinas, piedras,
caparazones de caracoles...
Por
el suelo, estratégicamente, dentro del espacio de cada grupo
y según la edad, escogeremos elementos. Paneras y cestos
con propuestas que inviten a explorar. Elementos a su alcance,
que según la edad de los niños y el número de miembros
del grupo habremos pensado muy detalladamente para que
puedan utilizarlos con plena autonomía.
Las
experiencias que se van creando en todos los pequeños grupos
de la escuela forman "microclimas" y es en este ambiente
que se va creando la propia identidad del pequeño y gran
grupo. Estos "microclimas" generan diálogo, intercambios,
propuestas, materiales. Hechos que nos ayudarán, día
a día, a hacer crecer las experiencias.
La
práctica cotidiana, las demandas de los niños y la ilusión
por los nuevos retos serán la clave para evolucionar. Las
ideas sobre materiales y los soportes irán apareciendo
algunas veces al pasear mirando escaparates, otros en una exposición,
en un mercado, en libros de decoración. Son materiales y
soportes que normalmente se encuentran en rincones impensables.
Algunos se pueden comprar y muchas veces, una vez se tiene la
idea, encontramos la manera de conseguirlos.
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